Sáb. Abr 27th, 2024

Durante el mes de febrero se registraron alrededor de 3.000 incendios forestales en la Amazonia brasileña, lo que expertos relacionan con el cambio climático y la deforestación vinculada a la actividad agropecuaria.

Según detallaron organismos oficiales, se registraron 2950 focos activos de fuego, 68% más del máximo previo de 1.760 siniestros, consignado en febrero de 2007, según datos del miércoles por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

Este es el peor registro para el segundo mes del año desde que comenzaron a recabar los datos, en 1999, la cifra cuadruplica la cantidad de focos ígneos de febrero del año pasado. El factor climático juega un papel importante en la anomalía de incendios.

Los cuales se concentran en el norte de la región, declaró a la AFP Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM Amazonia).

Efectos del cambio climático

De acuerdo con los registros del INPE, el estado de Roraima, que alberga la reserva indígena yanomami, concentra la mayor cantidad de incendios, con más de 2.000 focos activos, en todo el 2023, en ese vasto territorio fronterizo con Venezuela, la INPE registró 2.605 focos.

Hemos visto cómo la Tierra bate récords y récords de temperatura, cada año es el más caluroso, y esto tiene una sinergia con los fenómenos climáticos como las sequías. La devastadora sequía azotó la Amazonia entre junio y noviembre del año pasado.

Afectó a millones de personas en toda la cuenca amazónica, atizó enormes incendios forestales, redujo las principales reservas de agua y causó estragos en la fauna.

El estrés ambiental genera las condiciones necesarias para que cada incendio se convierta en un gran incendio, lo que se vuelve complejo de combatir debido a las condiciones geográficas.

Incendios intencionales del agro

Los fuegos fueron iniciados por personas en sus prácticas agrícolas, según expertos del IPAM, que es una organización no gubernamental que forma parte de la red observatorio del clima.

El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, quiere hacer un emblema de su mandato, el combate a la deforestación, ha responsabilizado a los criminales que desatan los incendios para despejar el suelo y prepararlo para actividades como la agricultura o ganadería.

El ministerio del Medio Ambiente dice en una nota que las llamaradas son agravadas por la sequía prolongada, intensificada por el cambio climático, y por una ocurrencia del fenómeno climático natural de El Niño, de los más fuertes de la historia.

Desde el mes de enero, la agencia medioambiental Ibama, emplea a unas 250 personas y cuatro aeronaves para combatir los fuegos en Roraima, informó el gobierno.

El servicio de monitoreo europeo, Copernicus, hizo un llamado de atención hace algunos días, debido a la situación de incendios forestales no solo en Brasil, sino en Bolivia y Venezuela, que están generando niveles de emisiones de carbono a la atmósfera desconocidos desde hace dos décadas.

Se ha observado una intensidad de incendios forestales y emisiones en la selva amazónica del norte, particularmente en el estado brasileño de Roraima, lo que lleva a la mayor cantidad de emisiones de carbono registradas para febrero desde el 2003, no solo para Roraima sino para Brasil.

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